domingo, 18 de diciembre de 2016

SEGUNDA SESIÓN MESA DE MIGRACIONES






SEGUNDA SESIÓN MESA DE MIGRACIONES:
13 DE DICIEMBRE, 17:00 H. 
LUGAR CENTRO DIOCESANO "CASA NAZARET" 
Avda. de Venezuela, 9 - 19005 Guadalaja

TEMA: "Menores migrantes, vulnerables y sin voz" 

Tema elegido por el Papa Francisco para la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, 
15 de enero 2017

Ponente: Mª Francisca Sánchez Vara

Directora de la sección sobre Infancia y Juventud en riesgo (menores en la calle). Sección sin hogar
en la Conferencia Episcopal Española. Y  responsable, también, en la Conferencia Episcopal Española de la sección sobre "Trata y Mujeres de la calle".

Resumen ponencia:

“ El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado” (Mc 9,37; cf. Mt 18,5; Lc 9,48; Jn 13,20)

Con estas palabras del Evangelio encabeza el Papa Francisco su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se celebrará el próximo 15 de enero y por este motivo la Delegación Diocesana de Migraciones celebró el pasado 13 de diciembre la segunda sesión de la Mesa de Migraciones, con la ponencia “Menores migrantes, vulnerables y sin voz”, de María Francisca Sánchez Vara, Directora del Área de Infancia y Juventud en riesgo de la C.E. Migraciones.

Nos enfrentamos a una realidad que es durísima y los datos aportados por UNICEF son demoledores. El número de menores que se ven obligados a abandonar sus hogares, sus países, huyendo de los conflictos armados, las catástrofes naturales, la miseria y el hambre es cada año mayor. En el año 2015 se había duplicado la cifra de menores migrantes con respecto al año 2005, 1 de cada 4 migrantes en el mundo es un menor y 1 de cada 200 menores migrantes es un refugiado que ha tenido que abandonar su país. En total se calcula que en el mundo la cifra de menores migrantes forzosos asciende a 28 millones, aunque no se pueden dar cifras exactas.

Ante estos datos tan demoledores el Papa Francisco nos interpela y nos dice que como Iglesia no podemos mirar hacia otro lado, que esta realidad no puede pasar desapercibida. Estos menores tienen que ser visibilizados y acogidos. Nos apela a nuestra responsabilidad.

Hay que llamar la atención sobre estos menores migrantes porque son especialmente vulnerables y por ello son además víctimas de los abusos y de la explotación ejercida por parte de las mafias de trata de seres humanos que los trafican para redes de prostitución, pornografía, los reclutan como soldados, los involucran en el tráfico de drogas y en otras formas de delincuencia. Están solos y principalmente por tres motivos: porque son menores, son extranjeros y están indefensos.

Y así es porque muchos de ellos viajan solos, han sido separados de sus familias o las han perdido. Es por ello que el Papa exige para ellos una especial atención y protección “…porque mientras se asoman a la vida, son invisibles y no tienen voz. La precariedad los priva de documentos, ocultándolos a los ojos del mundo; la ausencia de adultos que los acompañen impide que su voz se alce y sea escuchada.”

¿Cómo responder a esta realidad?

El Papa Francisco nos recuerda que “… nadie es extranjero en la comunidad cristiana, que abraza «todas las naciones, razas, pueblos y lenguas» (Ap 7,9)” La sociedad debe centrarse en adoptar las medidas necesarias para que estos menores tengan una protección y una defensa y no acaben en la calle abandonados.

El Papa nos recuerda que las comunidades eclesiales tienen una fuerza extraordinaria cuando hay en ellas unidad de oración y comunión en la fraternidad. Es necesario que se trabaje para integrar a estos menores que carecen de todo tipo de recurso. 

Debemos preguntarnos como Iglesia Diocesana ¿qué podemos hacer en nuestra Diócesis ante esta situación? Ya estamos participando en los “Diálogos abiertos” a nivel nacional, pero necesitamos concienciar a nivel parroquial diocesano y dar a conocer esta realidad que es muy desconocida. Estos menores también los tenemos en nuestra Diócesis.

Hay que trabajar por crear en la Diócesis una red de lucha contra la Trata de Seres Humanos y por la protección a estos menores migrantes, crear una red “enredados y unidos”. También se plantea la cuestión de si debemos participar en nuestra Diócesis a nivel político y elevar nuestra voz ante estas realidades para que no pasen desapercibidas, pedir mayores recursos y mejores respuestas por parte de las Administraciones. El diálogo sigue abierto, se siguen buscando soluciones, porque como bien dice el Papa Francisco SOMOS UNA COMUNIDAD CRISTIANA QUE ABRAZA.

Mª José 



























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